El tercer aspecto para considerar es el funcionamiento.
El funcionamiento abarca múltiples dimensiones, no se limita meramente a aspectos técnicos o a la obtención de diplomas y títulos profesionales.
Más bien, se refiere al entendimiento de tu propósito en la vida y cómo lo llevarás a cabo a lo largo de tu trayectoria. Es un equilibrio entre tus experiencias, vivencias, y tu vocación personal. Constituye la fusión entre lo que consideras tu misión y tu identidad intrínseca. En otras palabras, lo que realizas es la amalgama entre la asimilación de tus pensamientos sobre quién eres y tu dedicación a lo que te apasiona. Implica comprender tu papel en el mundo y tu misión personal.
Para comprenderlo, debes internalizar que la vida se basa en tu propia percepción y comprensión. Nadie tiene el derecho ni la capacidad de dictar cuál es tu misión. Eso forma parte de lo que descubrirás al ser auténtico y al invertir en tu crecimiento interior.
El proceso es así: primero te activas, luego te formas y finalmente entras en funcionamiento, aplicando lo que has aprendido desde tu esencia y naturaleza activada.
Una vez que te sumerges en un proceso de aprendizaje nuevo y transformador, a través de una enseñanza que ofrece un contenido innovador, desarrollarás la habilidad de comprender profundamente tanto tu vida como el entorno que te rodea. Este entendimiento te lleva a la conclusión de que posees un propósito, virtudes y capacidades. Reconoces tu lugar en el tiempo y el espacio, en la comunidad y el contexto en el que te desenvuelves. Sin importar dónde te encuentres, estarás en posición de producir y florecer, de expresarte y funcionar de acuerdo con tu potencial, a tu vida y a las herramientas a tu disposición.